Decires#3 “¿Para qué sirve el psicoanálisis?”
Elegimos este título para la tercera edición del Boletín causadas por la Conferencia que brindara Marina Recalde, AE de la EOL-AMP, el pasado 2/9, actividad de extensión de la EOL Antena Bahía Blanca junto con la UNISAL y el Instituto Superior Juan 23.
Generosamente Marina Recalde colabora con un recorte del texto que lleva el mismo nombre para esta edición. El recorrido que propone rescata una entrevista que le realizaron a Freud de la que se extrae esta preciosa frase: “El psicoanálisis simplifica la vida”, ingresando por esta puerta la autora nos propone un recorrido en el que se construyen distintas respuestas orientadoras. Dice Recalde: “En principio, no nos orientamos por el deseo de curar. Esto es fácil de decir, pero no tan fácil de sostener. Ni en la práctica ni en el discurso social. Si no cura, ¿para qué sirve entonces? Freud indicaba que había que ocuparse de psicoanalizar, que la cura iba a llegar por añadidura.”
De este modo, con los discursos subversivos tanto de Freud como de Lacan como brújula, la autora nos invita a pensar qué posición conviene al analista propiciando que el psicoanálisis sirva para transitar la experiencia del inconsciente. Experiencia de la que resultaría una vida más simple.
En su texto, Virginia Mujica agrega a la pregunta inicial: “¿Para qué sirve el psicoanálisis?” algo específico “en la universidad”. Podremos leer en su escrito las dificultades y desafíos que presenta la enseñanza del psicoanálisis en el ámbito universitario, puesto que se pone en tensión la convivencia entre dos discursos que se encuentran en las antípodas. La autora sostiene que: “en la estructura del Discurso Universitario, el saber ocupa el lugar de agente, de dominio. Se trata de un discurso que se sostiene en la hegemonía del saber universal, repetitivo, de manual. El Discurso universitario, con su todo-saber, produce un sujeto, un sujeto en falta. (…) El Discurso Analítico, orienta y produce otra cosa. Como lazo, se dirige a causar el deseo singular en el analizante, escribiendo una experiencia no homogeneizable.”
También deja traslucir la paradoja planteada por Freud que, junto a gobernar y analizar, enseñar son imposibles, pero no por eso se retrocede, sino que a partir de un forzamiento se intenta transmitir.
Entonces, ¿qué lugar posible para la enseñanza del psicoanálisis en la universidad? Los invitamos a recorrer el texto para extraer de allí alguna pista.
Y si nos preguntamos “¿Para qué sirve el psicoanálisis en instituciones de salud pública?”, contamos con el texto de Betiana Ripari en el que transmite su experiencia y reflexiones, cuyo título es: “El psicoanálisis, un posicionamiento ético en Salud Pública”
En los tres apartados del escrito propone cuestiones fundamentales a la hora de pensar la acción lacaniana en cómo saber maniobrar con los discursos desde donde se sostiene cada disciplina. “Se podría decir que en las instituciones hay momentos en donde tiene lugar lo analítico, ya que como coexisten distintos discursos y prácticas habrá que ver cómo se entrecruzan o conviven con sus diferencias. Es fundamental que, en el cruce de discursos, cada uno pueda operar en su especificidad, ubicando el límite del discurso, el imposible para cada quien”. También nos comparte lo que a ella le sirve de brújula al momento de sostener su función: el deseo del analista, sin desconocer la importancia de que esté garantizado el estado de derecho para poder actuar.
Por último, si bien plantea que la posición que conviene al analista es la éxtima, no por eso se trata de ser indiferente a las consecuencias nefastas de las políticas actuales y para orientarnos respecto al compromiso que habría que asumir nos sugiere recurrir a la figura de “analista ciudadano”, propuesta por Eric Laurent.
Otro tema en el que cabe la pregunta que nos interpela en esta edición es la referida a la adopción, Gabriela Ascenzi, en su texto “El deseo como revés y más allá del Ideal”, transmite su experiencia como analista en el acompañamiento de los procesos de adopción. Refiere a la importancia del lugar e intervención del analista en dicho acto, los desafíos de sostener una ética de la singularidad que pueda conversar con otros discursos. Dice la autora: “en ese trabajo podríamos diferenciar nuestra función en el intercambio con los profesionales intervinientes en el ámbito jurídico, luego en el trabajo con los postulantes a la adopción y, por último, la escucha a los niños. Al equipo lo llamamos ‘Enlazando’, considerando la posibilidad de hacer lugar a las singularidades en juego, favorecer un lazo y algún nudo en esa trama”.
De este modo, no dejándose llevar por ideales y fórmulas para el buen encuentro, pero sobre todo atribuyéndole un saber al niño, “el psicoanálisis rescata el lugar de lo que falla, el lugar del síntoma como solución, resalta y recuerda la importancia del consentimiento del niño, y la transmisión de un deseo en una familia”.
“La relación que Diego tiene con la pelota es una de sus “marcas registradas”, tanto en los “jueguitos” que realiza en los diversos medios de comunicación, antes de jugar un partido o en alguna presentación.” Si, ¡leyeron bien! El texto que nos ofrece Noelia Iparraguirre titulado “LIFE IS LIVE” convoca la figura de Diego Maradona, su singularidad, para pensar qué puede aportar el psicoanálisis al deporte. Además de dibujar una sonrisa al leerlo produce el deseo de querer saber lo que sostiene su hipótesis: “los deportistas hacen un uso singular de su cuerpo, es decir realizan un tratamiento de goce”.
El recorrido propuesto además de abordar un tema tan interesante como es el cuerpo y el goce, refleja en sí mismo el espíritu del deporte, un “dejarse llevar, evocando la idea de alejarse de lo que es cotidiano u ordinario, y consecuentemente, divertirse, entretenerse y recrearse”. Ahora la pelota queda del lado del lector.
Siguiendo con la temática del psicoanálisis y el deporte, Soledad Zazzali, en su trabajo “Ponerse en juego”, nos invita a cernir lo específico del psicoanálisis diferenciándolo de otras disciplinas de la salud mental y qué lugar es posible para un analista en las instituciones deportivas. En el deporte “…emerge la condición de tener un cuerpo e implica que hay que arreglárselas con él. Es decir, no se trata del cuerpo de la medicina, del cuerpo físico, ni de las habilidades cognitivas”. La autora plantea que la falla, la dificultad, es decir el síntoma, cuando aparece en la práctica deportiva será lo que justifica la puesta en juego del analista en este ámbito para hacer lugar a la singularidad del goce.
Vanesa Seitz realiza la reseña del encuentro: “¿Para qué sirve el psicoanálisis?”, a cargo de Marina Recalde. Su texto rescata los puntos fundamentales de la conferencia y los enhebra produciendo una trama que simplifica la lectura. Así va a transmitir que: “la neurosis es una solución, un arreglo, pero en algunos momentos esta solución empieza a generar sufrimiento de más y lleva a un sujeto a consultar: para ir al analista hay que sufrir por algo, aunque no se sepa bien de qué. Y necesitamos allí que el sujeto hable”. Y, en este hablar, se abre la posibilidad de desprenderse de la condena que implica creer demasiado en las ficciones que dieron sentidos mortificantes para apostar a nuevas invenciones, nuevas escrituras.
Lorena Compagnucci comparte su resonancia de las Noches de la Orientación Lacaniana, en la EOL Antena Bahía Blanca, del 25 de septiembre, dictado por las colegas Gabriela Ascenzi y Claudia Zito en el que se trabajaron los capítulos 18, 19, 20 y 21 del curso de J.-A. Miller “Del síntoma al fantasma. Y retorno”.
En su texto se subraya la importancia de diferenciar la psicoterapia del psicoanálisis, como también el sujeto del paciente, de esta manera se podrá circunscribir la orientación y el horizonte de la experiencia analítica. También refiere al lugar del sufrimiento en la psicosis y su posible tratamiento. “Así, la acción de un analista podrá ir en la vía de acompañar el armado de un imaginario, ubicar algunos puntos de basta, siguiendo a su vez al sujeto en su elaboración de un sentido que alivie, o estar atentos en la escucha para orientar en el encuentro con modos de invención propios”. Estos modos de invención propios serán a lo que apunta el analista en cada tratamiento, uno por uno.
Llegando a la última estación de este recorrido nos encontramos con un litoral, el del psicoanálisis con la literatura. En él, Claudia Helena Zito nos ofrece el “Comentario sobre el libro “Pura pasión” de Annie Ernaux”. De entrada, y sin previo aviso, nos sumerge en la letra de la novela, tocando el cuerpo nos transporta a otro plano. Hace uso de la literatura para bordear lo indecible de la desmesura femenina. “Ellas no siempre, no todas, se salen de la métrica, desconocen las medidas, atraviesan todos los límites, los del tiempo, los del espacio, los del cuerpo.” Así, nos invita a descubrir lo que Lacan dice de la pasión. Continúa su escritura apasionada llevándonos, casi volando al ras de las palabras, a intentar descifrar ese misterio llamado mujer.
Los invitamos a deslizarse por estas enunciaciones en las que está presente el deseo de saber “¿Para qué sirve psicoanálisis?” aportándonos orientaciones, respuestas, preguntas, que hacen de la transmisión algo vivo, abierto, ventilado.
Por último, cito una frase de Lacan en su clase del 14/12/76 del Seminario 24 que podría aportar una respuesta más a la pregunta de nuestra edición: “el psicoanálisis particularmente no es un progreso. Es un sesgo práctico para sentirse mejor”. Creo que tiene un punto en común con: “el psicoanálisis simplifica la vida”.
¡Que disfruten de la lectura!
Obra de Julieta Cantarelli